Localizado en la ciudad de Tijuana, BC – MX, en la culminación de la antiguamente famosa avenida, conocida por todo joven estadounidense menor de edad, avenida Revolución, con la calle Segunda y la avenida Argüello o Plaza Santa Cecilia, justamente en el vínculo donde la Zona Centro se une con la Zona Norte, es donde encontramos el Reloj Monumental. Este, se pensó sería el lugar más idóneo para situar una obra de esta magnitud. Su concepción empezó durante la administración del XVI Ayuntamiento Constitucional de Tijuana, presidido por el licenciado Francisco Vega de la Madrid en el trienio 1998-2001; y su conclusión e inauguración en el año 2001, a solo un día de finalizar la administración municipal que lo empezó todo. Sin duda, para aquel entonces, el Reloj Monumentalfue constituido como uno de los nuevos símbolos urbanos y artísticos de la anterior mencionada ciudad.
La intención del XVI Ayuntamiento de Tijuana, fue la de festejar y recibir al nuevo Milenio. Por ende, la idea de proyectar una obra que significara con su presencia, el semblante urbano de Tijuana, se concibió. De la misma forma que se presentó la propuesta de la construcción del Reloj Monumental, el gobierno municipal lanzó un decreto público para concursar el proyecto, nombrando grupos representativos de la sociedad tijuanense y a su vez, un comité de ellos fue el encargado de seleccionar al diseño ganador de los seis que fueron presentados. Una de las bases conceptuales tomadas en cuenta por los diseñadores del reloj, los jóvenes Leodegario Silva López, Edgar Iván Rodríguez Llerenas y Moisés López Smith, fue el del programa denominado “Tijuana 2000″; el cual fue la causa que hizo un llamado de unidad para enfrentar los retos provenientes del nuevo milenio a los tijuanenses.
La construcción del Reloj Monumental fue aprobada por la asamblea con una prolija inversión de 6.4 millones de pesos; los cuales un servidor opina y les explicara más tarde el por qué, se hubieran podido utilizar más apropiadamente. Sin embargo, una de las explicaciones explotadas por el Ayuntamiento, fue que su inversión sería redimible financieramente a través del cobro de regalías; añadiendo que “el reloj sería una obra de gran importancia y relevancia para la ciudad de Tijuana”. Sin embargo, desde el principio del proyecto, el “bienaventurado” reloj estaba pronosticado a su maldición. Primeramente, no se logró reunir los suficientes fondos económicos pretendidos para desarrollarlo; por lo que su construcción tuvo graves aplazamientos. Segundo, la primera piedra no se llegó a colocar en su lugar hasta el día 31 de diciembre de 1999, un día antes del milenio. Finalmente, fue solo hasta en abril del siguiente año que se inició la obra; infortunadamente se prorrogó hasta octubre de año entrante, no llegándose a inaugurar hasta el 30 de noviembre de 2001.
El Presidente Municipal replicaba para aquel entonces sobre la construcción del reloj monumental diciendo: “Conforme se materialice el proyecto, se vislumbrará como un símbolo arquitectónico de la ciudad y será la punta de una iniciativa estratégica que busca reactivar la avenida Revolución, regenerará la Zona Norte, fortalecerá el corredor turístico y preparará las condiciones para futuros proyectos binacionales como el Puente de las Américas. En esa misma zona confluyera con otros proyectos como el de reactivación de la avenida Revolución, la dignificación del centro histórico, el rescate de la Plaza Santa Cecilia, la modernización del andador turístico y la regeneración de la Zona Norte”.
Esta área se pronosticaba ser como un lugar de “un considerable valor histórico, turístico y comercial” en Tijuana. En noviembre de 2001, el alcalde Vega de la Madrid presentó su tercer informe de gobierno donde en este señalaba “La complejidad técnica de esta obra artística y la necesidad de mayor seguridad alargaron los plazos previstos en un principio, aunque, en contrapartida, permitieron mayor calidad estética, dieron oportunidad de incorporarse tecnologías de punta y garantizaron las máximas medidas de seguridad”.
Teniendo en cuenta que las características originales del diseño del reloj fueron cambiadas extremadamente; por ejemplo las dimensiones del arco se redujeron por 40 metros, a tan solo 60 metros debido a cuestiones del suelo. Modificándose también la idea de la pirámide del sol, la cual sería contemplada proyectada a través de los cables que iban desde el suelo hacia al arco y al terminar ésta se colocaría un cubo con cuatro pantallas, cada una midiendo cinco metros por cinco. Inclusive se cambió la idea de que salieran rayos láser del reloj, así como también cambió el sistema de iluminación. Además, el tamaño de la pantalla original fue cambiado, colocando finalmente una más pequeña. Sin embargo, la apariencia arquitectónica del arco monumental del reloj mejoró; concluyendo siendo plasmada de acero inoxidable, un sistema de iluminación con fibra óptica, la posibilidad de una pantalla con avanzada tecnología, así como un estudio especializado sobre efectos de sismos y vientos; finalmente con tensores que tienen la función de estabilizar el sistema estructural y le da un valor estético.
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